sábado, 12 de abril de 2014

Cānda.

Llegas a un punto en el que no ves entre nubes. Condensada la noche, llueve sobre tu espalda, la flagela la memoria. No te arrepientes, únicamente delinquiste al mirar a los ojos y susurrar al oído. Querrás evadirte, pero el pasado lo ves todos los días delante tuyo. Sientes alivio a su lado, nostalgia cuanto más lejos. Escribes con y sin palabras, narras y no hablas.